El mundo de Deleuze es un mundo de procesos de actualización en el que
las esencias son, más que estable determinación de las cosas, «haecceidades» definidas
como elementos últimos de libre relacionalidad, como «individuaciones sin sujeto». No se
trata exactamente de una física filosófica ni de una metafísica tradicional, sino más bien de
un apasionado ejercicio ontológico que consiste en convertir a las individuaciones, a los
existentes, en síntomas afirmativos de una inmanencia no individuada en sí misma, no
formada: «mundo de Empédocles, hecho de pedazos y fragmentos, cabezas sin cuello, ojos
sin frente, brazos sin hombros, gestos sin forma»
domingo, 6 de marzo de 2011
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